Las lecturas, las escuelas de negocio y las políticas de empresa nos enseñan a conocer las diferentes herramientas de marketing, nos enseñan a construir un modelo interdependiente con ellas, nos enseñan a diseñar estrategias de posicionamiento, de producto, de ventas, de negocio...pero ¿buscamos algún origen? En todas partes podemos leer y escuchar que actualmente vivimos en una sociedad caracterizada por rápidos cambios, por vertiginosos adelantos en el campo tecnológico y de las comunicaciones, y todo ello asimilado empresarialmente y por consecuencia socialmente de forma casi increíble, sobre todo si lo comparamos con el transcurso de la historia de la sociedad.
Los cambios hacen que, para que las empresas puedan mantener y aumentar sus procesos productivos, tengan que aplicar todas esas herramientas y construir modelos eficaces de maximización del rendimiento. Pero a veces la aplicación de esos modelos falla. Nos olvidamos del origen. Nos centramos en el cliente, pero nos olvidamos de las personas, tanto a nivel individual como social.
El marketing es psicología en primer lugar, y sociología en segundo. El estudio y análisis del comportamiento humano junto con las variables condicionantes del entorno que establezcamos nos dan muchas pistas sobre las posibles reacciones de un conjunto de individuos que hayamos podido definir como nuestro público objetivo.
Dentro del plan de marketing, en el estudio de mercado, se tiene que incluir un estudio individual del cliente, donde se definan tipologías según perfil psicológico. Posteriormente, a cada uno de ellos, se añade un entorno social y se definen nuevos comportamientos. La ecuación tiene que tener en cuenta diversas alternativas producidas por variables aleatorias de comportamiento.
¿Por qué fracasan productos o compañías que tienen detrás laboriosos, y generalmente costosos planes de marketing? ¿Por qué triunfan muchas veces productos de forma inesperada?
El estudio de mercado debería ser más profundo, no buscando sólo las tendencias sociales de consumo sino las líneas futuras de comportamiento de las personas target ante el producto y ante las influencias sociales de su entorno.
El estudio de mercado debería ser más profundo, no buscando sólo las tendencias sociales de consumo sino las líneas futuras de comportamiento de las personas target ante el producto y ante las influencias sociales de su entorno.
Globalizamos las empresas, los productos y los hábitos sociales. Pero hay que tener en cuenta que dentro de cada persona está la semilla modelada por generaciones de tradiciones y hábitos (un finlandés no será igual que un español aunque ambos vistan igual y coman productos de grandes cadenas fast food y estén en un marco económico semejante). El marketing internacional tiene que tener en cuenta esas diferencias que marcarán el comportamiento del cliente ante el producto, pero el marketing local también tiene que estudiar las tipologías individuales antes de socializar un comportamiento.
Busquemos el origen. Estudiemos detenidamente el comportamiento y podremos dirigir las ventas. Podremos ver con claridad la demanda, y esta nos definirá el producto que se aceptará y las adaptaciones necesarias.
Busquemos el origen. Estudiemos detenidamente el comportamiento y podremos dirigir las ventas. Podremos ver con claridad la demanda, y esta nos definirá el producto que se aceptará y las adaptaciones necesarias.
Fuente: Jose Luís Gómez
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